"En el velatorio de Ricardo, Adela intenta recordar cuándo lo había visto con vida por última vez. Ahora sabe que pasará la eternidad entera. Se le hace extraño. Reconoce que cuándo vio su nombre en la llamada de móvil le costó unos segundos recordar su cara. Mira el ataúd y se disculpa de nuevo. Sobre la tapa hay una foto de Ricardo. Bigote negro, cabeza rapada y labios gruesos y rojizos: como si segundos antes de la foto hubiese estado lamiendo algún tipo de caramelo. Una piruleta, por ejemplo."
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